Cada problema se convertía en un mundo y todo era gigante,
monstruoso, un agobiazo. Y se dio cuenta que la vida no era eso, la vida es
disfrutar. La vida es alegrarse los
viernes y joderse los lunes, jugar en los parques, llorar en los hospitales. Y
abrazarte a quien te abraza y a quien no te abraza pues no te abrazas y punto,
y no pasa nada. Y enfrentarse a los problemas, a todos, a los pequeños y a los
grandes y ganarles a veces, y a veces no. ¡Echarlos fuera! Y caerse y
levantarse, y volverse a caer y volver a levantarse las veces que haga falta.
En fin, más o menos.